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Pasajeros en Tránsito
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El molde del hombre

El molde del hombre

El molde del hombre La maestría de estar consciente de ser, es romper por cuenta de uno la barrera de la percepción. Para esto se debe mover el punto de encaje sin ayuda y alinear otra gran banda de emanaciones. Al mover el punto de encaje y alcanzar cierta profundidad, se rompe una barrera y se interrumpe momentáneamente la capacidad de alinear emanaciones. Esto se experimenta como un vacío perceptual. Los videntes llaman a esta experiencia "barro de niebla" y aparece cada vez que el alineamiento da un traspié.

 

La alineación es la fuerza que tiene que ver con todo. Uno de sus aspectos, el intento, mueve el punto de encaje. Lo que le da el empujón al punto de encaje es la maestría de la consciencia. Al apagar el diálogo interno y eliminar el inventario, el punto de encaje se libera. Esta acción da por resultado "ver" el "molde del hombre" El molde del hombre es un enorme haz de emanaciones en la gran banda del haz orgánico, ellas son las que llenan el interior del capullo. Es la porción de las emanaciones del hombre que los videntes pueden ver sin peligro para ellos.

 

Romper la barrera de la percepción, es la última tarea de la maestría de la consciencia. Para mover el punto de encaje a esa posición se necesita mucha energía.

 

La esencia de la maestría del intento, es aplicar el principio de que el comando personal es el comando del Águila. El molde del hombre es un patrón de energía que sirve para imprimir las cualidades de lo humano, sobre la burbuja amorfa de materia orgánica. Cada especie tiene su propio molde. Se define como todos los atributos humanos que podamos concebir.

 

El molde del hombre es nuestro Dios porque nos acuñó a su imagen y semejanza. Según don Juan la creencia está basada en la fe y, por lo tanto, en una convicción de segunda mano. La creencia en Dios está basada en un rumor que circulaba y no en el acto de "ver".

 

Don Juan aseguró que cualquiera que vea el molde del hombre, supone que es Dios. Expresó que la experiencia mística es un ver fortuito, algo que sucedía una vez en la vida y que no tenía significado porque era debido a un movimiento al azar del punto de encaje. Los nuevos videntes podían emitir un juicio justo, porque ellos eliminaron el ver fortuito y eran capaces de ver el molde del hombre cuantas veces quisieran.

 

"Vieron" que lo que llamamos Dios es un prototipo estático de lo humano, sin poder alguno, no puede ayudarnos interviniendo a nuestro favor, ni castigarnos ni recompensarnos. Somos una impresión, una moldura, que agrupa a un haz particular de elementos de fibras luminosas que llamamos hombre. El molde suponía sólo un momento de respiro que brinda paz y serenidad transitoria a aquellos que viajan hacia lo desconocido, pero que era estéril y estático. Era a la vez una imagen plana reflejada en un espejo. El espejo en sí y la imagen eran la imagen del hombre. Hay dos maneras de ver el molde del hombre. Se puede ver como un hombre y se puede ver como una luz, eso depende del movimiento del punto de encaje. Si el movimiento es lateral el molde se ve como un hombre, si el movimiento se desplaza a la sección media de la banda del hombre, se ve como luz.

 

Los videntes recomendaban ver el molde del hombre, porque la posición en que uno ve el molde, es muy cercana a aquella en que aparece el cuerpo de sueño y la barrera de percepción. El punto de encaje se mueve en los sueños a veces a posiciones muy distantes. Nosotros, siempre que experimentamos un cambio, somos expertos en compensarlo y todo sigue como si nada hubiera ocurrido. El nagual impecable, transmite libertad y eso aterroriza a mucha gente.

Copiado de http://www.alcione.cl