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Pasajeros en Tránsito
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Las tórmentas electricas provocan incendios

Las tórmentas electricas provocan incendios

 

Puesto que siempre fue esta mi intención aquí está mi comienzo, y como nunca supe como comenzar lo haré por el final. Así de este modo lentamente se van hilando las palabras, tan pegadas a mí como a ti como a él. Ellas parecen que danzan alrededor de este momento. Todo mi centro magnético atrayendo hacia sí mismo su creación, reabsorbiendo frases y letras sobre sí mismo. Analogía o una imagen o una semejanza, un patrón simbólico o un arquetipo premeditado. Sin tratar de explicar nada, solo rozando el limbo con los dedos, abriendo puertas momentáneas al pensamiento tanto para adentrarme yo mismo o como para empujar a otros.
Aquí preferimos partir las ideas, abrir las barreras que limitan las personas, aquí donde somos uno mismo con todos y contigo y migo. Y no leer esto ni en tercera ni en segunda ni en primera persona. Esto solo surge, solo brota, solo transmite. Y las manos que escriben a su vez son los ojos que leen, son solo el medio para que las proyecciones se materialicen.
Para romper barrera que parecían infranqueables, sin mapas ni complejas explicaciones. Solo son palabras que abren puertas. La punta de los dedos adentrándose en los ojos, hablando de mí o de ti y de nada. Las palabras han sido invertidas, es un libro de retorno. Primero son los ojos que leen y después las manos que lo escriben.
No hay ego ni forma ni figura de algo concreto o que se llame yo o tu o el. Esta energía es de todos descendiendo de algo efímero y sutil. No hay nadie que haya escrito esto ni nadie que lo haya leído. Es un libro copiado de otro lado. La idea que con el tiempo ha ido tomando forma, la idea que lucha necesariamente por existir. Y se expande y se funde con todos los demás.
Hay libros para todo. Están ahí al alcance de cualquiera. Lo que necesites si lo buscas lo encuentras y lo que no buscas y necesitas necesariamente te encuentra a ti. Aquellos libros que casualmente encuentras en el momento justo que pensabas en que necesitabas algo, las respuestas que parecen surgidas de forma mágica, los amigos que hacia tanto tiempo no veías. Esas casualidades que forman el yo que no muestras a los demás. Hay algo sucio flotando dentro de cada uno y es eso lo que los demás ven de ti y hay algo limpio y puro dentro de cada uno pero es solo una ilusión de cómo quisieras ser. Lo que nos gusta ser nunca lo ven los demás o más bien parece que no quieren verlo y todos preferimos mirar a otro lado porque aquello nos recuerda mucho a nosotros mismos, al yo que no mostramos. Y no queremos parecer débiles y no queremos ver que estamos desnudos, así nos ponemos la ropa sucia añorando la ropa limpia.
Pero llega un día que la ilusión esa que guardas en tu intimidad de lo que crees que eres, de lo que te gustaría ser, esa idea idealizada de ti empieza a atraer hacia sí misma el mundo. Y lucha por ser esa la idea real, lo que deseamos que vean que somos. Y nos enfadamos porque sabemos que somos mas que la incomprensión que provocamos, aunque no aceptemos a reconocer nuestro error de seguir teniendo tapado nuestro impulso, nuestra ilusión, nuestro sueño. Es efímero. Es íntimo. Pero es lo que algún día deseamos ser. Pero si permanece enterrado, permanece en una lucha titánica por existir pero existe el miedo al rechazo, a no ser aceptado. Un miedo voraz a que te devoren. ¡Brilla! ¡brilla! ¡Brilla ahora cristal loco! No ves que esto es real ahora para ti, este es el sentido de la realidad, esto es lo que añoras, despertarse y caminar como deseas ser, despertar y ser tu mismo…
Cuando late así el corazón, cuando la electricidad sube por tu medula, cuando inyectas savia nueva en el centro del cerebro. Tan real, tan efímero, tan sencillo como rasgar el pasado y levantarse y ponerte a caminar a donde quieras ir. Los demás no importan ni siquiera tu, esas preocupaciones le importan a tu parte sucia, barroca, retorcida… tu parte limpia brilla, es solo un sueño pero brilla, tu luz es tan irreal como tu sombra. Sepáralas y resplandece como un relámpago entre ellas. Entre esas amargas dualidades que te arrastran de lado a lado. ¡Quema!, ¡arde desde dentro!, ábrete paso… entre corazón y mente. Magnetiza tu nuevo estado y sueña para atraerlo a la forma.
No hay ojos ni manos que hayan escrito esto, solo son impulsos electromagnéticos pasando a través de un cuerpo. Pasan a la vez por el cuerpo que escribe y por el cuerpo que lee. Porque estas son palabras de poder. Cargadas de poder. Que descienden a este mundo y traspasan barreras de espacio o de tiempo. Antes de ser escritas, fueron leídas.

Mi propósito era provocar un incendio.  blackrainbow