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Pasajeros en Tránsito
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Chomsky para principiantes

Chomsky para principiantes

fuente: http://deshollinador.wordpress.com/2009/09/07/chomsky-para-principiantes/

 

 

Chomsky para principiantes

Posted on 7.septiembre.2009 por

 

El año pasado le di a mi apá un libro de Noam Chomsky como regalo de cumpleaños; hace unas semanas él me regaló otro sin que fuera mi cumpleaños, nomás por puro antojo, su título: “Chomsky para principiantes”. A primer vistazo pensé que iba a ser una especie de historieta como las de Rius pues vi que sus páginas estaban llenas de ilustraciones caricaturescas, aunque al adentrarme me di cuenta de que carecía de su ingenio y picardía; a pesar de ello, es un buen libro para, como el título lo anuncia, lograr un primer acercamiento al singular pensador y lingüista. También es útil como un extracto concentradísimo de sus ideas en las ramas en que se ha hecho referencia indispensable: la lingüística y la política. Trataré de hacer en el resto de este texto una síntesis de las ideas que consideré más importantes.

 En este fragmento se explica el rechazo de Noam a los íconos, él incluido cuando lo queremos reverenciar por lo que es, una figura trascendental del pensamiento contemporáneo:

A Chomsky no le gusta hablar de su vida. «Estoy en contra de la idea de gestar personalidades públicas, de que algunos individuos se conviertan en estrellas, y todo eso», afirma. Los cultos de la personalidad distraen a la gente de los verdaderos problemas. Los medios de comunicación están tan absorbidos por estas personalidades, que dedican casi todo su tiempo de transmisión a los chismes, los pormenores de horrendos crímenes o los deportes. Hay poca información sobre todo aquello en lo cual uno puede hacer un aporte positivo, incluido lo relativo a la acción del gobierno.

Su filosofía puede llamarse una corriente de pensamiento personal puesto que aunque tiene ingredientes de corrientes existentes, no se amolda a ellas por completo, de los preceptos de un mismo movimiento puede adoptar unos con orgullo y oponerse severamente a otros. He leído que se inclina por el socialismo libertario, alias anarquismo, aunque el siguiente párrafo evidencia que tiene cierta simpatía por el ideario comunista, aunque la frase se le atribuye como influenciada por Rousseau, yo le veo huellas de la escuela marxista:

El sentido de la justicia social que tiene Chomsky debe mucho a Rousseau. Le parece inconcebible que una sociedad de hombres libres tolere que «un puñado de hombres libres estén [...] colmados hasta el hartazgo de cosas superfluas mientras la multitud padece hambre.

Coincido plenamente con el razonamiento en seguida mostrado; es un argumento que he usado cuando alguien me pretende aclarar que la democracia es una doctrina política, que solo hay de dos sopas, democracia o socialismo, les contesto que están equivocados, que “democracia” es una virtud de gobierno y que no está casada con ningún sistema, ni siquiera con el capitalismo que se ha adueñado del término:

En su sentido más esencial, “democracia” significa “gobierno del pueblo”, de la mayoría. Es un principio aplicable a un sistema, no un sistema en sí mismo.

Chomsky continuamente denuncia el rol activo de los medios de comunicación en la creación de opiniones públicas en conveniencia con los círculos de poder:

A fin de que la democracia sea realmente “democrática”, los medios de comunicación deben cumplir dos funciones:

 

  • Deben informar de modo integral, ecuánime e imparcial.
  • Los medios tienen que ser los guardianes del pueblo contra los abusos del poder.

 

Otra visión de los medios de comunicación fue bien expresada por James Mill: el papel de los medios consiste en «adiestrar la mente de la población para que manifieste una sana virtuosa adhesión a su gobierno». (…) Según Chomsky, esto coincide más con las ideas de los “padres fundadores” de Estados Unidos, tal como fueron enunciadas por John Jay, quien dijo que, «los dueños del país deben conducirlo».

Este argumento muestra que la democracia en EU no es tan respetuosa de la libertad de expresión como pregona:

En las décadas del setenta y el ochenta, la comunidad empresarial auspició la Fundación Legal Norteamericana, la Fundación Legal del Capital, el Instituto para los Medios, el Centro de Asuntos Públicos y de Comunicaciones, y la empresa Precisión en los Medios (Accuracy in Media, AIM), todas las cuales tenían como objetivo básico censurar a los órganos desobedientes.

Esta es la parte del libro más agitadora (las negritas no son mías):

Los gobernantes son una minúscula minoría. Y lo que más temen es que el gigante dormido —el pueblo— se despierte y asuma el control de lo que Orwell llamaba “el espacio entre las orejas”, utilizando realmente ese poder que ignora poseer. De ahí que los gobernante dediquen tanto esfuerzo y dinero a la propaganda.

Saben que si el pueblo alguna vez toma conciencia de su juego, están perdidos.

Los párrafos siguientes explican cómo la nación padre del neoliberalismo no practica lo que pregona:

En Estados Unidos, el “sistema de la libre empresa” se considera un principio sagrado. Se dice que todos los problemas económicos se resuelven gracias al funcionamiento del “mercado libre” que, a través de la competencia natural, hace que prevalezcan los mejores productos y precios en beneficio de todos. (…) En su lugar, un complejo sistema de leyes tributarias, manipulación estatal del dinero público, reglamentaciones y otros diversos trucos mágicos asegura que ciertas empresas prosperen independientemente de que el mercado libre los apoye o no.

«Estados Unidos desarrolló su economía gracias a que levantó enormes muros de protección, con una enorme intervención del Estado, y sigue igual. El sistema del Pentágono, por ejemplo, es un gigantesco programa estatal para subsidiar la industria de avanzada con el dinero de la gente. No puedo imaginar nada más radicalmente opuesto a la libertad de mercado».

He aquí un fragmento que explica cómo EU apoya a gobiernos antidemocráticos si obtiene beneficios:

En un país tras otro (no solo en América Latina sino también en Irán, Grecia, las Filipinas e Indonesia, para nombrar solo unos pocos), Estados Unidos apoyó a brutales dictaduras militares que sofocaron la democracia, con el fin de establecer y proteger “Estados clientes”.

Abajo de este párrafo, información de cómo EU tuvo que decidir entre mantener su humanidad y valores o sostener su hegemonía. Obviaré la opción que eligió…, sin embargo, la ironía es que el gobierno en Washington se describe como democrático y vigilante de los derechos humanos universales, a la vez que sus actos demuestran que su moral de facto camina en dirección opuesta. Es sorprendente el pragmatismo tan cínico y distanciado del humanismo que este documento emana (las negritas a continuación son mías para enfatizar el tremendo egoísmo de esta sarta de…):

En 1948, George Kennan, planificador de la Secretaría de Estado, presentó el Estudio de Planificación Política No. 23, donde explicaba los fundamentos del sistema de “Estados clientes” militares que Estados Unidos mantenía desde la guerra.

En este documento se leía: «Tenemos el 50% de la riqueza del mundo, pero solo alrededor del 6% de su población… En esta situación, no podemos dejar de ser objeto de envidias y resentimientos. Nuestra verdadera tarea en el período que se avecina es establecer relaciones que nos permitan conservar esta disparidad… Para ello tendremos que
renunciar al sentimentalismo
y a las fantasías, y centrar nuestra atención, en todas partes, en nuestros objetivos nacionales
inmediatos… Tenemos que dejar de hablar acerca de objetivos vagos e irreales… como los derechos humanos, la elevación del nivel de vida y la democratización».

A continuación un acercamiento a los valores de facto del gobierno de la poderosa nación:

¿Qué son exactamente estos “intereses norteamericanos” de los que tanto se oye hablar? Es muy simple: los intereses norteamericanos no son los míos o los tuyos, sino los de las grandes empresas norteamericanas que se han adueñado de los recursos de otros países.

Los intereses de las grandes empresas norteamericanas, respaldadas por el poder militar, están al servicio de los inversores norteamericanos, “dueños” de los recursos de otros países… (…) Y si da por resultado un trabajo esclavista, condiciones laborales opresivas y la más desastrosa pobreza, no es presumible que la soporten en forma pacífica.
La resistencia es inevitable, previsible, y contrarrestada con las medidas más brutales y represivas.

Cuando los habitantes de otros países deciden que las utilidades que les dejan sus recursos deberían beneficiar a sus respectivos pueblos y no a sus amos colonialistas, tal vez traten de realizar reformas. Pueden llamarlas “reforma agraria” o “nacionalización de la industria”, pero más allá de lo que pienses esos países o de la justicia de sus reclamos, Estados Unidos los llama “comunistas”, “extremistas” o “ultranacionalistas” —malos calificativos para mala gente. La gente mala merece que le pasen cosas malas.

En su Guerra Santa contra el “comunismo”, loa dirigentes norteamericanos justifican el uso de la tortura, el terror, el asesinato, los escuadrones de la muerte… ¿Acaso tiene conciencia moral? ¿Se preguntan alguna vez por qué tantas personas tienen que morir para proteger el “estilo de vida norteamericano”? Este aspecto de la política exterior estadounidense —la difundida matanza de pueblos y la indiferencia hacia ellos— no es algo de lo que los medios de comunicación se pueden jactar.

Casi al final del libro se mencionan las medidas para contrarrestar el bombardeo propagandístico tras la maquinaria capitalista y cómo distinguir con mayor claridad los pormenores de nuestra realidad. Este fragmento que transcribo textualmente sintetiza ese qué hacer:

«Formular serias preguntas sobre la naturaleza y el proceder de la sociedad en que uno vive es a menudo difícil y desagradable. Es difícil porque las respuestas están por lo general ocultas, y es desagradable porque suelen ser no solo molestas sino también dolorosas. Comprender la verdad de estas cuestiones significa emprender una acción que puede no ser sencilla y hasta puede acarrear un gran costo personal. Lo fácil es, en cambio, sucumbir a las demandas de los poderosos, evitar hacer preguntas y aceptar la doctrina que se nos inculca incesantemente por el sistema de la propaganda. Esta es, sin duda, la razón principal de la fácil victoria de las ideologías dominantes, de la tendencia general a guardar silencio o a mantenerse próximo a la ideología oficial con respecto al proceder del propio país y sus aliados… al par que se condenan los crímenes, reales o supuestos, de sus enemigos».

Las negritas en estos párrafos son originales del texto:

Autodefensa intelectual
Lo más importante es adiestrar la mente para no ser engañados, practicar el pensamiento crítico y formular preguntas. La aceptación pasiva es un hábito muy peligroso.
Cuestiónalo todo…

En suma, la receta chomskiana para salirse del huacal es una prescrita por muchos intelectuales: mantén tus sentidos abiertos, razona, medita, no dejes nada por sentado, analiza, infórmante, lee como obsesivo, cuestiona, investiga y sobre todo, no aceptes lo fácil por ser fácil.

Así finalizo mi síntesis de ese libro. Les recomiendo adquirirlo, para los que se interesaron, les pongo sus datos completos:

Chomsky para principiantes
Autores: David Cogswell y Paul Gordon
Editorial: Era Naciente
ISBN: 987-9065-38-7